Con una participación de más de 100 personas mayores, se llevó a cabo la tercera versión de la Escuela de Otoño en Los Andes, una iniciativa impulsada por la Oficina Municipal para Personas Mayores. Esta actividad, que busca fomentar el envejecimiento activo, tuvo su primera jornada en el centro recreacional Palomar de Panquehue, donde los asistentes disfrutaron de una serie de actividades recreativas, fortaleciendo vínculos y promoviendo el bienestar físico y emocional. La segunda jornada se trasladó hasta el Centro Cultural de Los Andes, donde el enfoque estuvo en talleres de autovalencia y liderazgo. Esta etapa formativa permitió a los participantes adquirir herramientas prácticas para desenvolverse de forma independiente, reforzando su rol activo en la comunidad. La Escuela de Otoño ofreció espacios de esparcimiento, al mismo tiempo de entregar conocimientos valiosos, por ejemplo, sobre enfermedades propias de la edad, y cómo a través de simples rutinas de ejercicio, buena alimentación y estimulación cognitiva, es posible retrasar su aparición. Esta visión busca mejorar la calidad de vida y prevenir el aislamiento social, uno de los principales riesgos en esta etapa de la vida. Durante todo el año, este tipo de iniciativas se sostienen mediante alianzas estratégicas entre distintos servicios públicos y privados, abordando áreas como la salud, la capacitación, la actividad física y el acceso a tecnologías. Con actividades que combinan recreación y aprendizaje, la Escuela de Otoño se posiciona como un hito relevante que refuerza la necesidad de generar espacios inclusivos y continuos para las personas mayores de la comuna.
Con una participación de más de 100 personas mayores, se llevó a cabo la tercera versión de la Escuela de Otoño en Los Andes, una iniciativa impulsada por la Oficina Municipal para Personas Mayores. Esta actividad, que busca fomentar el envejecimiento activo, tuvo su primera jornada en el centro recreacional Palomar de Panquehue, donde los asistentes disfrutaron de una serie de actividades recreativas, fortaleciendo vínculos y promoviendo el bienestar físico y emocional. La segunda jornada se trasladó hasta el Centro Cultural de Los Andes, donde el enfoque estuvo en talleres de autovalencia y liderazgo. Esta etapa formativa permitió a los participantes adquirir herramientas prácticas para desenvolverse de forma independiente, reforzando su rol activo en la comunidad. La Escuela de Otoño ofreció espacios de esparcimiento, al mismo tiempo de entregar conocimientos valiosos, por ejemplo, sobre enfermedades propias de la edad, y cómo a través de simples rutinas de ejercicio, buena alimentación y estimulación cognitiva, es posible retrasar su aparición. Esta visión busca mejorar la calidad de vida y prevenir el aislamiento social, uno de los principales riesgos en esta etapa de la vida. Durante todo el año, este tipo de iniciativas se sostienen mediante alianzas estratégicas entre distintos servicios públicos y privados, abordando áreas como la salud, la capacitación, la actividad física y el acceso a tecnologías. Con actividades que combinan recreación y aprendizaje, la Escuela de Otoño se posiciona como un hito relevante que refuerza la necesidad de generar espacios inclusivos y continuos para las personas mayores de la comuna.