Las esquinas de Licanray con Michimalongo, Licanray con Uruguay, Licanray con Lincoyán, y toda la cuadra de Raúl Vargas -detrás de la Casa Municipal de la Mujer- se han convertido en verdaderos microbasurales. Desde que comenzaron las podas de árboles, muchas personas han dejado residuos vegetales en esquinas y áreas verdes, situación que ha sido aprovechada por personas inescrupulosas que llegan desde distintos sectores de la ciudad a botar basura domiciliaria, electrodomésticos en mal estado, colchones, escombros, botellas e incluso piezas de vehículos. Todo esto ha generado gran molestia entre los vecinos, quienes sienten que viven entre verdaderos vertederos urbanos. Una situación que, según los vecinos, ya no da para más. Y es que el problema ha dejado de ser solo estético: no se trata únicamente de la acumulación de basura ni del mal olor, sino de un riesgo sanitario latente, con la posible proliferación de roedores e insectos. La plaza Javiera Carrera, en la población Gabriela Mistral, ha quedado prácticamente inutilizable por esta razón. A eso se suma que la sede de la junta de vecinos de las Cuatro Villas enfrenta otro microbasural justo en su entrada principal. Casos como estos se repiten en distintos puntos del sector, agravando el malestar de la comunidad. El problema es grave, especialmente para los vecinos directamente afectados, quienes aseguran que, aunque los restos de podas son retirados periódicamente, no pasa más de un día antes de que los microbasurales vuelvan a formarse, como si reaparecieran por arte de magia. Esta situación ha generado frustración en la comunidad, que ve cómo sus esfuerzos por mantener sus entornos limpios, se ven opacados por la irresponsabilidad de algunos.
Las esquinas de Licanray con Michimalongo, Licanray con Uruguay, Licanray con Lincoyán, y toda la cuadra de Raúl Vargas -detrás de la Casa Municipal de la Mujer- se han convertido en verdaderos microbasurales. Desde que comenzaron las podas de árboles, muchas personas han dejado residuos vegetales en esquinas y áreas verdes, situación que ha sido aprovechada por personas inescrupulosas que llegan desde distintos sectores de la ciudad a botar basura domiciliaria, electrodomésticos en mal estado, colchones, escombros, botellas e incluso piezas de vehículos. Todo esto ha generado gran molestia entre los vecinos, quienes sienten que viven entre verdaderos vertederos urbanos. Una situación que, según los vecinos, ya no da para más. Y es que el problema ha dejado de ser solo estético: no se trata únicamente de la acumulación de basura ni del mal olor, sino de un riesgo sanitario latente, con la posible proliferación de roedores e insectos. La plaza Javiera Carrera, en la población Gabriela Mistral, ha quedado prácticamente inutilizable por esta razón. A eso se suma que la sede de la junta de vecinos de las Cuatro Villas enfrenta otro microbasural justo en su entrada principal. Casos como estos se repiten en distintos puntos del sector, agravando el malestar de la comunidad. El problema es grave, especialmente para los vecinos directamente afectados, quienes aseguran que, aunque los restos de podas son retirados periódicamente, no pasa más de un día antes de que los microbasurales vuelvan a formarse, como si reaparecieran por arte de magia. Esta situación ha generado frustración en la comunidad, que ve cómo sus esfuerzos por mantener sus entornos limpios, se ven opacados por la irresponsabilidad de algunos.